La educación financiera es clave para reducir la desigualdad de género y que más mujeres puedan alcanzar su independencia económica. Cómo aprender a gestionar tus ahorros, inversiones y finanzas personales.
Hablar de igualdad de género ya no es solo un tema social, también es una cuestión de dinero, ahorro y educación financiera. Entender cómo manejar las finanzas personales, planificar gastos e incluso animarse a invertir, puede ser la herramienta más poderosa para que las mujeres logren independencia económica y seguridad financiera.
Por eso nos preguntamos por qué y de qué manera la educación financiera puede construir ventajas para que las mujeres desarrollen una economía estable, segura y con beneficios en el mercado. ¿Y sabes qué? Ya tenemos algunas respuestas que te contaremos en este artículo para seguir derribando las barreras que aún persisten.
La igualdad de género comienza con educación financiera y ahorro
¿Por qué elegirías estudiar conceptos financieros si no es para aprovechar mejor el salario? La correcta distribución del dinero te permite tener mayores oportunidades de acceso a diferentes bienes materiales.
Pero el progreso en este punto solo es posible con una cultura financiera sólida y actualizada. Lo que antes ignorabas porque el mundo solo estaba permitido para el desarrollo unilateral, hoy es la llave para conseguir lo que quieres: el coche, la casa de tus sueños o las vacaciones que esperas hace mucho.
Invertir con seguridad: el reto para las mujeres y sus finanzas personales
Los expertos indican que, en situaciones de crisis, es más probable que la mujer decida acortar gastos para evitar el desplome del dinero, mientras los hombres realizan diferentes inversiones para compensar las pérdidas.
Saber sobre los riesgos que implica invertir y cómo enfrentarlos sabiamente, va a abrirte las puertas para que comiences a generar ganancias, y esto con solo conocer dónde mover tus ahorros.
Metas financieras a corto plazo: el primer paso para la independencia económica
La información moldea a la suerte. Todavía nos estamos desprendiendo de viejos hábitos financieros que definían el comportamiento promedio de la sociedad. En tiempos emergentes es necesario comenzar a pensar en cuestiones nuevas, como el hecho de planificar, elaborar o desarrollar un plan de finanzas.
En el pasado, las mujeres solo tenían la capacidad de evaluar las metas financieras a largo plazo. Hoy, las oportunidades de carrera, los ascensos y el acceso a un mercado laboral en desarrollo, obligan a replantearse el manejo de bienes y encararlo con mejores alternativas.
Las metas a corto plazo implican una capacidad de visión y anticipación que solo con el conocimiento de los vaivenes económicos podrás afrontar correctamente, es decir, sin salir perdiendo en el intento. La educación financiera, una vez más, es la que allana el camino hacia la evolución.
Educación financiera: clave para cerrar la brecha de género
Si pensamos cómo acabar con todas las desventajas que no permiten que las mujeres se sientan cómodas en este espacio, un programa de educación financiera es lo primero que nos vendría a la mente.
En este punto, la educación se debe adaptar a cada contexto, espacio y situación de las mujeres. No es posible celebrar la equidad cuando las experiencias en países de América Latina son tan diversas entre sí.
Cada acercamiento educativo debe adaptarse lo suficiente para que las mujeres que viven en la ciudad, pertenecen a tribus indígenas, son de la tercera edad o no cuentan con el nivel educativo básico, entre otros, puedan entender los principios financieros y las herramientas para un óptimo funcionamiento de su bolsillo.
La educación con perspectiva de género puede tener un gran impacto y resultar eficaz para acortar las diferencias que nos separan.
